martes, 22 de abril de 2014

EL GRIAL MÁS MAGNO QUE SANTO. Psicoanálisis de los mitos cristianos en torno al Santo Grial



La Última Cena de Leonardo da Vinci (1498)

¿Por qué y cómo, un cuento, una historia, una vida, se convierte en un mito, en una historia épica? Casi todos los motivos simples del folclore y sobre todo de las religiones hay que contemplarlos como productos de la fantasía creativa y como representaciones de contenidos, procesos y relaciones psíquicas, similares a las que ofrecen los sueños. Pero a diferencia de estos, no son principalmente una expresión subjetiva sino que poseen un carácter humano universal, es decir, arquetípicos. Los arquetipos como imágenes psíquicas inconscientes funcionan con la fuerza del instinto y provocan por tanto emociones potentes capaces de provocar conductas. Cuando una sociedad o un grupo humano tienen retos que alcanzar para evolucionar, aparece la necesidad de construir historias inspiradoras alrededor de esos nuevos desafíos evolutivos. La aparición, recreación  de una imagen arquetípica remite al ser humano a su condición o a la idea en la que se basa. Se le aparecen nuevas posibilidades hasta entonces desconocidas y a través de las mismas experimenta un incremento de energía motivacional.


Baño ritual en el río Ganges
Cuando en un acto ritual se representa un mito o, de forma más general, sencilla y profana, se explica un cuento, los que han tomado parte de él , es decir, se han dejado tocar, experimentan un efecto curativo porque la participación los dispone en una forma arquetípica del comportamiento, y de esa manera, pueden recuperar “ el orden”. Los sueños arquetípicos pueden también poseer el mismo efecto.
Así mismo también se produce recuperación del “orden social” o una nueva readaptación mediante la identificación humana “el ser uno con una voluntad elevada”; es lo que constituye en todas las sociedades la experiencia religiosa. En este sentido, Ángel Garma habla de la repetición de traumas ancestrales e identificaciones destructivas en la religión judía y cristiana.

Moises ante la zarza

ardiendo. Domenico

Fetti (siglo XVII)
La trascendencia de las identificaciones religiosas se desgrana en el admirable trabajo que sobre Moisés y el monoteísmo realizara Freud, donde demostró que Jehová y el Dios Padre del cristianismo representan a Amón o mejor a su derivado Atón, el dios supremo egipcio que tuvo que ser aceptado por los siervos judíos. Este dios supremo era el representante  de los señores egipcios, en último término era el faraón, al que el pueblo egipcio y mucho más aún los judíos estaban sometidos. Por eso “faraón” aparece en la Biblia con mayúscula, como Jehova o los títulos divinos, lo que ocurre con “rey” o títulos similares. Por eso  “Jehova” en la Biblia es un Dios violento, como los son los señores con sus siervos. Por eso también Jehova y el Dios padre del cristianismo exigen obediencia ciega a sus fieles, los que a si mismo se denominan “sus siervos”.

Cónicas de Nuremberg.

Abraham con 

Melquisedec y árbol 
genealógico
Aparte de Jehova y de Dios padre, Abraham, Sara e Isaac y su contraparte en la religión derivada, José, María y Jesús son los personajes más reverenciados por” judíos y cristianos”. Para el cristiano el modelo máximo es Cristo y para cualquier familia religiosa judía son sus modelos Abraham, Sara e Isaac. Poder identificarse con ellos y no con Jehová o Dios Padre, porque el faraón, el señor o sus representantes divinos son inalcanzables, es la aspiración máxima de los judíos y cristianos religiosos.

Sigmund Freud 

(1856-1939) Psiquiatra 

austriaco, creador de la 
teoria del psicoanálisis
Freud describió como “…en el trascurso de los siglos la religión se convirtió cada vez más en una religión de la renuncia de lo instintivo”. Puede considerarse a Abraham como el padre de todos los judíos. Es el patriarca o sea “el padre antiguo” máximo. La esposa de Abraham. Sara, es la madre  judía por excelencia, el prototipo de la “ indische Mame. Pero la Biblia describe bien claramente, sin ningún enmascaramiento, que Sara fue una prostituta. Además se prostituyó siguiendo mandatos de su marido. Su amante fue el Faraón. Con lo que Abraham consiguió grandes ventajas materiales que la biblia parece describir con suma complacencia: ”a Abraham le trataron muy bien por amor de ella, y tuvo ovejas, vacunos y asnos, siervos y siervas y caballos” (Génesis,12,16).

Tumba de Tutankamon 

(s. XIV a. C). Faraón

acompañado de Osiris
La intervención de Jehová, extrañamente no fue contra Abraham, sino contra el Faraón, a quién “afligió con grandes plagas”, le obligó a interrumpir sus amores con Sara, que el faraón no sabía que eran adulterinos, porque Abraham había dicho que solo era su hermana. A pesar de todo esto, Abraham no sintió remordimientos y volvió a intentar prostituir a Sara, con otro hombre también muy importante, como era Abimelech de Guerar, el rey de los filisteos. Jehová, nuevamente nada reprocho a Abraham, sino que solo trono contra Abimelech, aunque este, que todavía no había consumado  el adulterio, desconocía el parentesco conyugal entre Sara y el patriarca. También a consecuencia de esta relación de Sara con  Abimelech, Abraham consiguió grandes riquezas “ovejas , bueyes, siervos y siervas” (Gen.20,14).

Elecer, jefe de los 
sirvientes de Abraham 
entrega un pendiente de 
oro a Rebeca. Biblia 
istoriata padovana
(siglos XIV-XV)
Lo que hacen los padres, repiten los hijos. Siguiendo totalmente le modelo paterno, Isaac, el hijo único de de Abraham y Sara, intentó también prostituir a su esposa Rebeca con el mismo hombre y mismo engaño que su padre, pero en este caso Abimelech, desconfió y le hizo fracasar (Gen.26, 1-10).

También los primeros cristianos eran pobre gente: esclavos, siervos y plebeyos miserables. Muchas de sus mujeres, como las judías en Egipto, estarían obligadas a entregarse genitalmente a sus señores, sin poderles pertenecer. Por eso debieron aceptar y hasta considerar placentera, una fantasía que se hizo colectiva, análoga a la de Abraham y Sara, imaginada por judíos sometidos a la dominación romana.

La Adoración de los Pastores
(s. XVII)Bartolomé Esteban Murillo. 
La lectura psicoanalítica de los evangelios correspondientes a la parte cristiana, otorga parecida interpretación aunque no está descrito con la misma claridad ya que se observa mayor enmascaramiento sobre todo en el episodio de fecundación y nacimiento de Cristo. Se alcanza a pensar que con María, resulta muy extraña la fecundación de alguien que no fuera su marido y al insistencia pertinaz en su virginidad aun después del parto. Tales  fantasías enmascaran a una esposa y madre, que a cambio de su prostitución, recibe en Belem dádivas, algunas valiosas, de hombres de diferente condición social: reyes magos, pastores…

María Magdalena
(siglo XIX)
De los esclavos, siervos y plebeyos la religión cristiana pasó a los señores romanos; en consecuencia, resulta comprensible que la historia del rebajamiento sexual de la madre de alguien considerado divino no pudiese ser narrada  ya con el transcurso de los grandes progresos culturales, con la claridad primitiva de la prostitución de Sara. Se imponían enmascaramientos de todo tipo, el rebajamiento de la madre, en  su contrario de Idealización. De ahí tanta insistencia por un lado en la devaluación en la prostitución de la mujer de Jesús, María Magdalena  por un lado y la total y permanente virginidad de la Madre, María.

Mosaico de Constantino y su madre
Santa Elena
En la edad Media el cristianismo se extendió, se impuso de nuevo una nueva servidumbre, el feudalismo impuesto por Constantino I el Grande cuando instaura el cristianismo en los territorios europeos. Estos nuevos siervos tampoco podían abandonar las tierras de sus dueño al igual que los judíos en Egipto, disponiendo de sus mujeres hasta legalmente, con derechos como el de pernada, el “ jus prima noctae”. Solo los nobles eran hijos de mujer respetable y de padre conocido; tenían antecesores y escudos de armas, simbolizadores  del órgano genital femenino, defendidos por animales heráldicos que simbolizan hombres o genitales masculinos potentes. Eran hidalgos, “hijos de algo”. Es decir, que los demás eran hijos de nada. Por lo tanto a estos nuevos siervos no les costaría nada aceptar una religión, donde la madre, aunque prostituida por el avasallamiento, apareciera como virginal y cuidando a su hijo de quien se piensa que es Dios y donde este hijo, Cristo, que representa al siervo, quién sufrirá masoquísticamente su heterosexualidad y su vida, pasando por situaciones megalomaníacas.

Pentatueco de Ashburnam o de
Tours. (Siglos V - VI). Moisés
y los hebreos con el faraón 


El Génesis. Capilla Sixtina.
Creación de los astros y planetas.
Miguel Ángel (s. XVI)
Estas fantasías religiosas  debieran de ser útiles a los señores feudales, sometidos igualmente a sus reyes, para mantener sometidos a sus vasallos. Esto significa que judíos y cristianos buscan como modelos masculinos de identificación a padres psíquicamente castrados y que entregan a sus esposas a otros hombres poderosos, a madres obligadas a prostituirse, a hijos mutilados genitalmente con la circuncisión y amenazados de muerte  o muertos en obediencia sus padres.

Estas identificaciones míticas, como ocurre en todas las religiones y organizaciones sectarias, son de características  masoquistas, que llevan a renuncias instintivas vitales y a la búsqueda de sufrimientos. Por ello, judíos y cristianos viven en el muro de los lamentos o en el valle de lágrimas y desean como supremo bien, la muerte liberadora que les llevará” al seno de Abraham” o a contemplar en el cielo la gloria de Dios. Esto último significa que el siervo miserable se le acordara la gloria de contemplar el esplendor del faraón en su corte o de sus señores dominadores ulteriores.




 






Dra. Dª Mª Luz Sánchez Escalada
Psicoterapeuta. Doctora en Psicología.


No hay comentarios :

Publicar un comentario