martes, 29 de abril de 2014

EL GRIAL, MÁS MAGNO QUE SANTO. La trascendencia traumática de la mistificación de la mujer en el judeocristianismo por los siglos de los siglos

 Las Tres Marías anuncian a los discípulos que Jesús ha resucitado. 
Biblioteca Real de Turin


El acompañante más allegado al Jesús itinerante fue María Magdalena. En el Nuevo Testamento, se la menciona por nombre doce veces. Está entre los pocos seguidores de Jesús presentes en el momento de su crucifixión y se ocupa de él después de muerto. Es la persona que, tres días después, regresa a su tumba y la persona a quien el Jesús resucitado se aparece por primera vez. Cuando aparece, la instruye –de hecho, le otorga poderes– para que difunda las noticias de su resurrección y se convierta, en efecto, en el más importante de los apóstoles, la portadora del mensaje cristiano a los otros apóstoles y al mundo.



María Magdalena.
Detalle del tríptico
Montefiori dell Aso. Italia
Este relato es el que hacen las narraciones autorizadas del Nuevo Testamento. Si se estudian las narraciones alternativas –varias escrituras perdidas y los Evangelios gnósticos– se verá enseguida que hay sugerencias de que María Magdalena y Jesús pueden haber tenido una relación extremadamente estrecha, una relación íntima de marido y mujer. Se verá que ella puede haber sido una dirigente y pensadora por derecho propio a quien Jesús confió secretos que no compartió siquiera con los apóstoles varones.

Puede haberse visto involucrada en una celosa rivalidad con los otros apóstoles, algunos de los cuales, en particular Pedro, pueden haber desdeñado su papel en el movimiento debido a su sexo, y haber encontrado que su relación con Jesús era problemática. Puede haber representado una filosofía más humanista e individualizada, tal vez más cercana a la que realmente predicó Jesús que a la que llegó a ser aceptada por el Imperio Romano en tiempos de Constantino como el pensamiento cristiano oficial, estandarizado y convencional.

Maria de Magdala. 1902.
Ilustracón de Ernest Haskell.
Tal vez la forma en que mejor se la conoce en la historia es como prostituta. ¿Jesús simplemente la perdonó –y ella simplemente se arrepintió y cambió de conducta– para ilustrar los tradicionales principios cristianos sobre el pecado, el perdón, la penitencia y la redención? ¿O no fue en absoluto una prostituta, sino una rica patrocinadora financiera y partidaria del movimiento de Jesús, de quien, en el siglo VI, el papa Gregorio declaró que era la misma que otra María Magdalena de los Evangelios, que era, ésta sí, una prostituta?

Lucas. Oleo de Zurbaran de 1633
María Magdalena (su nombre se refiere a Magdala, una ciudad en Galilea) aparece por primera vez en el Evangelio de Lucas como una de las muchas mujeres, aparentemente ricas, a quienes Jesús cura de la posesión (fue librada de siete demonios) y que se unen a él y a sus apóstoles y "los proveen con sus recursos". Su nombre no vuelve a aparecer hasta la crucifixión, que ella y otras mujeres presencian desde el pie de la cruz, pues los discípulos varones han huido. Por la mañana del Domingo de Pascua, visita el sepulcro de Jesús, sola o con otras mujeres y descubre que está vacío. Se entera –en tres Evangelios, por ángeles, en uno, por el propio Jesús– de que ha resucitado. La narración de Juan es la más espectacular.

Palacio Público de Siena.
Jesus y Maria Magdalena entre los apóstoles
Está sola ante la tumba vacía. Le avisa a Pedro y a un discípulo no identificado; sólo este último parece comprender que ha tenido lugar la Resurrección, se van. Magdalena se encuentra con Jesús, quien le pide que no se apegue a él, sino que "vaya con los fieles y les diga que he ascendido hasta dónde está mi Padre...mi Dios". Según las versiones de Lucas y Marcos, esta situación tuvo visos farsescos: Magdalena y otras mujeres tratan de alertar a los hombres, pero "sus palabras les parecieron un relato ocioso, y no las creyeron". Por fin, entraron en razón.

A pesar de las discrepancias, la impresión final es la de una mujer de peso, valiente, inteligente y leal que desempeña un papel crucial –tal vez insustituible– en el momento en que el cristianismo se define.

La imagen de María Magdalena se distorsionó cuando dirigentes de la Iglesia primitiva identificaron su nombre con el de las otras muchas mujeres menos distinguidas a quienes la Biblia no se refiere por nombre o se refiere sin patronímico. Una es la "pecadora" que aparece en Lucas bañando los pies de Jesús con sus lágrimas, los besa y los unge con un ungüento.
"Sus muchos pecados le han sido perdonados, pues amó mucho", dice él. Otras incluyen a la María de Betania de Lucas y a una tercera mujer no identificada, quienes ungen de una forma u otra a Jesús.

Gregorio Magno
Papa entre los años 590 y 604
Y cuando el papa Gregorio Magno en 591, refundió deliberadamente a las tres Marías de los Evangelios en una sola imagen, marca de nuevo de modo deliberado el estigma de la prostitución o quizá como ya único estrecho esquema mental posible en aquella edad oscura en que se contaba con pocos documentos originales y el lenguaje bíblico era una mezcolanza de hebreo, arameo, griego y latín…

La Iglesia necesitaba simplificar y codificar los evangelios y destacar los temas del pecado, la penitencia y la redención y dejar simple y claro de una que la iglesia patriarcal de Pedro le convenía mantener la mala reputación de María Magdalena ante la historia y, al hacerlo, destruir los últimos vestigios de la influencia de los cultos paganos de la diosa y de la "feminidad sagrada" sobre el cristianismo primitivo, para socavar el papel de las mujeres en la Iglesia y sepultar el costado más humanista de la fe cristiana.

Nada se dice de lo que ocurrió con María Magdalena después de la crucifixión. La Biblia calla, pero en el área del Mediterráneo, de Efeso a Egipto, hay leyendas y tradiciones que afirman que María Magdalena y su hijo (o hijos) escaparon de Jerusalén y finalmente se asentaron para vivir como evangelistas.

Martin Lutero
Martín Lutero creía que Jesús y Magdalena estaban casados y también lo creía así el patriarca mormón Brigham Young. Nikos Kazantzakis postuló una relación romántica entre ambos en su novela La última tentación de Cristo hace más de cincuenta años.

La noción de que Magdalena esperaba un hijo de Jesús en el momento en que éste fue crucificado arraigó especialmente en Francia, que ya contaba con una tradición que la hacía inmigrar a ese país en un bote sin gobernante, llevando consigo el Santo Grial, el cáliz empleado en la Última Cena, donde su sangre cayó después. Muchos reyes franceses promovieron la leyenda de que descendientes del hijo de Magdalena fundaron la línea merovingia de la monarquía europea, historia revivida por Richard Wagner en su ópera Parsifal, y también con respecto a Diana, Princesa de Gales, de quien se afirmaba que tenía sangre merovingia... La idea de que Magdalena misma era el Santo Grial –el receptáculo humano para el linaje de Jesús– emergió en un besteller de 1986, Santa Sangre, Santo Grial, que inspiró El Código Da Vinci de Dan Brown. Cuando Brown afirmó hace poco que "María Magdalena es una figura histórica cuyo momento ha llegado", quería decir que se trata de una figura con una rica filigrana mítica...

En 1969, en un equivalente litúrgico a la letra pequeña y como parte de una revisión general de su misal, la Iglesia Católica separó oficialmente a la mujer pecadora de Lucas, María de Betania de María Magdalena.

Cristo y Maria Magdalena. Arte bizantino
Sin embargo, las noticias tardaron en llegar a la congregación (a ello contribuyó el que la heroica actitud de Magdalena en la tumba aún se omite de la liturgia del domingo de Pascua y en cambio ha quedado relegada a mitad de la semana). Y, en el ínterin, más estudiosos han atizado el fuego de quienes ven su eclipse como una conspiración chovinista. Los historiadores del cristianismo están cada vez más fascinados por un grupo de seguidores tempranos de Cristo, conocidos en conjunto como los gnósticos, algunos de cuyos escritos fueron descubiertos hace sólo cincuenta y cinco años. Y a los gnósticos les fascinaba Magdalena. El llamado Evangelio de María (Magdalena), que puede ser de fecha tan temprana como 125 d.C. (es decir, unos cuarenta años posterior al Evangelio de Juan) afirma que ella recibió una visión privada de Jesús, que luego transmitió a los discípulos varones.

Este papel es una usurpación del rol de intermediario que los Evangelios canónicos adjudican normalmente a Pedro, y María lo representa exhibiendo una gran irritación al preguntar "¿Jesús habló con una mujer sin que yo me enterara?". El discípulo Levi la defiende diciendo: "Pedro, siempre has sido irascible... Si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Sin duda, el Salvador la quiere bien. Es por eso que la amaba a ella más que a nosotros".

María Magdalena, María Jacobi y María Salomé
llevan un ungüento para ungir el cuerpo de Jesús.
Biblioteca Real de Turin
Esas son palabras determiantes, en especial si uno recuerda que el papado basa su autoridad en la de Pedro. Por supuesto, los Evangelios Gnósticos no son la Biblia. De hecho, existe evidencia de que la Biblia fue estandarizada y canonizada justamente para excluir tales libros, que los primitivos dirigentes de la Iglesia consideraban heréticos por razones que nada tenían que ver con Magdalena. Aun así, las corrientes feministas interpretan con buen criterio, a María tanto como evidencia de la importancia que tuvo Magdalena en los primeros tiempos, al menos en ciertas comunidades y como el subproducto virtual de una olvidada batalla de los sexos en la que los padres de la Iglesia eventualmente prevalecieron sobre gente que nunca tuvo la oportunidad de llegar a ser conocida como "madres de la Iglesia". La lucha por el poder parece bastante plausible ya que los textos bíblicos de hoy fueron contados por los vencedores de entonces.

Florencia. Galleria del Accademia
Piedad de Cristo, la Virgen y María Magdalena
Hace tres décadas, la Iglesia Católica Romana admitió calladamente lo que los críticos afirmaban desde hacía siglos: la representación habitual de Magdalena como prostituta reformada no está respaldada por el texto de la Biblia. Una vez libre de esta premisa siniestra y limitativa y exhibiendo distintas proporciones de erudición y fantasía, los académicos y entusiastas han postulado diversas Magdalenas alternativas: una rica y honrada patrocinadora de Jesús, una apóstol por derecho propio, la madre del hijo del Mesías y aun su sucesora como profeta. La riqueza de posibilidades ha inspirado un aluvión de literatura, académica y popular, incluyendo el bestseller histórico de Margaret George María, llamada Magdalena de 2002. Y ha ganado para María Magdalena nuevos seguidores entre los católicos que ven en ella un poderoso modelo femenino y un posible argumento contra un sacerdocio excluyentemente masculino.

Después de que el papa Juan Pablo II prohibiera en 1995 la discusión del sacerdocio femenino, citó "el ejemplo registrado en las Sagradas Escrituras de que Cristo eligió a sus Apóstoles exclusivamente entre hombres..." Este argumento se podría ver debilitado a la luz de la "nueva" Magdalena, a quien el Papa mismo le ha reconocido el título, alguna vez proscripto de "Apóstol de los Apóstoles".

Colegiata de San Isidoro. León.
Detalle de la ultima cena
con la representacion del grial
La trascendencia histórica y psicológica de la mistificación femenina por un lado y el fetichismo de la copa santa por otro, no son más que simplificaciones de fantasías cuyo rasgos  psíquicos son generados por fijaciones en situaciones traumáticas pasadas de tal largo recorrido histórico, sobre las que actuaban tentativas de satisfacciones de deseos.

Pero una vez realizada la desmitificación femenina y dado el fortuito  hallazgo del Santo Grial en la iglesia de San Isidoro de León, no podemos mantener en la actualidad tamañas regresiones psicológicas sin elaborar lo que de progresión nos puede aportar.

Masas ante la Cancillería del Reich
La sociedad actual no puede caer de nuevo en regresiones como ya ocurriera en nuestro siglo XX, donde los judíos alemanes muertos por los nazis en los campos de concentración, aparentemente estaban muy integrados con los otros alemanes. Pero consideraban como lo más valioso de su personalidad y cultura las enseñanzas de la sinagoga, mientras que los otros alemanes adoraban en las iglesias a Cristo cruelmente sacrificado, al cual tenían lo obligación suprema de parecerse por encima de todo y que, por lo tanto, los empujaba al sacrificio propio y ajeno; comenzaron con el ajeno, pero finalmente consiguieron el propio. Hitler se consideraba como ungido por le dios cristiano y decía frases como “Cumplo el mandato de la Providencia como un sonámbulo” y cuando entró en Viena:” Es el designio de Dios que alguien haya salido de aquí, he ido a Alemania para crear el tercer Reich”. En plena guerra mundial los soldados alemanes juraron fidelidad a Hitler con dos dedos levantados a modo cristiano. Cualquier sometimiento sea de origen religioso o político a un superyó irracional muy dominante lleva a regresiones a etapas evolutivas previas, en las que el superyó reciente es parcialmente destruido y hay mayor difusión de instintos, lo que obliga a las personas a comportamientos perversos y destructivos.

“…hemos de suponer que el abandono de la religión se cumplirá con toda la inescrutable fatalidad de un proceso de crecimiento y en la actualidad nos encontramos ya dentro de esta forma de evolución”. Lo que tendrá mejores consecuencias si es por un desarrollo de la personalidad, en vez de sometimientos a imposiciones gubernamentales: Garma, Angel.1966.

 Bautismo de Clodoveo I año 498. 
Ilustración de Las Grandes Crónicas
de Francia del s. XIV
La enfermedad psicológica manifiesta los mismos síntomas y su curación presupone los mismos esfuerzos. No hay otra solución que no pase por la recuperación de la conciencia perdida. Acostumbrándonos a confiar en nuestra voz interior y obrando en su acuerdo para, que de esta manera, se orienten nuestros pasos. Por todo ello, sostener hoy la búsqueda de la magnanimidad del grial nos hace menos divinos que ayer pero mucho más humanos. Encontrar el Grial surte los mismos efectos.

La magnanimidad, la igualdad de valor, la solidaridad, son algunos de los valores asociados a toda evolución humana, sin necesidad de obligarse a sometimientos ideológicos o fantasías religiosas. El gran valor del crecimiento humano  como dice Joseph Campbell. "El Grial es la realización de los supremos potenciales espirituales –que no divinos- de la conciencia humana". En nuestros días, la búsqueda del Grial supone admitir los desterrados valores femeninos, balancear la cultura científica y terminar con la alienación que sentimos con respecto a la naturaleza.- Significa también buscar valores interiores, y ya no vivir una existencia calcada con papel carbón, que deshonra nuestra creatividad y nuestra originalidad.




 






Dra. Dª Mª Luz Sánchez Escalada
Psicoterapeuta. Doctora en Psicología.



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