martes, 15 de abril de 2014

EL GRIAL MÁS MAGNO QUE SANTO. Significando a los templarios. El mérito de Wolfram



Combate de caballeros. Pergamino del año 1380


Pero como ya he comentado en artículos anteriores, la historia más extensa, trascendental e integradora de la leyenda nos la aporta el caballero bávaro Wolfram von Eschenbach, el más singular de los escritores templarios, pero no por pertenecer a la Orden, sino porque hizo de ésta y de sus caballeros los protagonista de las narraciones iniciático-esotéricas que escribió. 



Wolfram von Eschenbach
Angeles decorando la Kaaba.
Palacio de Topkapi. Estambul
Wolfram creó su Parzifal (1195 - 1210) inspirado tanto por aquella peculiar recreación templaria del Libro de los Jueces, como por el Poema del Templo de Salomón, de Achard d`Arrouaise, y por la búsqueda del Grial de Waler Map. Conocedor más profundo de la caballería que su poeta antecesor, cita otra fuente también de un poeta “Kiot”, quien había estado en España y había oído la historia a un alquimista árabe. Para interpretaciones alquimistas, el Grial es una copa de piedra que fue traída del cielo. Lo que hace en este punto es interpretar desde sus propios esquemas dentro del culto musulmán tal piedra al modo de la Kaaba de la Meca.

Templo de Salomon
Uno de los  méritos del caballero Wolfram no estriba en haber seguido el giro gnóstico-cátaro dado al Grial por Guiot, sino en haber declarado abiertamente que los custodios y ejecutores de dicha filosofía ideal eran los templarios. El Grial se guarda en un castillo de la Orden, dentro de una iglesia con forma octogonal, como su iglesia madre del Templo de Salomón, bajo la autoridad de un Gran Maestre que depende de la dinastía del Preste Juan. Es más, estos templarios de la Orden del Grial muestran un inusual sincretismo ecuménico, pues entre sus miembros hay cristianos, musulmanes y paganos: el cristiano Parzifal tiene un hermano musulmán, Firefiz, que participa en la búsqueda en igualdad de condiciones; y la dinastía del Preste Juan, a cuyo reino se retira la Orden junto con el Grial, estaba compuesta tanto por reyes paganos como cristianos. Para colmo, el Grial ya no es el cáliz conteniendo la sangre de Cristo, sino una piedra de poder traída del cielo como aquellas piedras negras, sagradas, de la antigüedad pagana, custodiadas en los santuarios de las grandes diosas: Artemisa, Ceres, Cibeles, que en el Medievo acabaron guardándose como reliquias celestes dentro de muchas imágenes de Vírgenes Negras.

Caballeros Templarios
Pero el gran merito del caballero Wolfram será el que producirá un cambio trascendental en esta interpretación: la piedra habría sido traída por los ángeles desde el cielo para que ahora adoraran al HOMBRE, la mas alta creación de Dios. Antes Dios había dicho:” Reverenciarme solo a mí”, ahora decía “Reverenciad al hombre”. Este cambio de reglas no fue aceptado por el ángel que mayor reverenciaba a Dios, Lucifer. La interpretación cristiana es que no lo hizo por orgullo, la musulmana chiita que no lo hizo por amor a Dios. De ahí que Satán en el infierno es el mayor adorador de Dios. Por ello el mayor dolor en el infierno, no es un tormento físico sino de pérdida definitiva de su bien amado. En estas versiones religiosas se narra la guerra en el cielo entre estos dos bandos, los ángeles seguidores del Dios y los de Lucifer. Los dos opuestos. He aquí el rasgo metafísico, de cómo superar los opuestos o el alquímico de los elementos, agua y fuego. Pero en cambio en el campo de la ética y también de la moral, estamos entre los opuestos del bien y del mal.

Nota: En este sentido encuentro otra reivindicación del mito del Grial, en este caso hebrea:



El Parsifal épico de Wolfram

El aquelarre. Francisco de Goya s. XVIII
La naturaleza humana instintiva no conoce conscientemente el bien y el mal y cuando Eva y Adán lo conocen a través de la sabiduría femenina, son expulsados del paraíso. Los ángeles neutrales no estaban del lado ni de Dios ni de Lucifer, y aquí es donde el autor bávaro, Wolfram, interpreta el nombre de Parsifal como perce  à val, ”el que mira por el centro del valle”, entre el par de opuestos. Pero esto en la terrible época todopoderosa cristiana sería una herejía. Por tanto estaríamos entrando en la época de las tradiciones gnósticas.
Wolfram comienza narrando una historia de un romance con una larga estrofa que dice que el negro y el blanco son cualidades intrínsecas en cada acto. Cada acto contiene el bien y el mal. Y como esto es así, a nivel existencial lo que tendríamos que optar es siempre por inclinarlos más hacia el lado bueno.
Después de esta estrofa a modo de enunciado retomará la historia que en parte otros autores habían comenzado para desarrollarla hasta el final. Retoma la línea de su colega poeta en la versión de Parsifal, y comienza a narrar la historia épica desde el padre de éste. Gahmuret, era un caballero cristiano, pero también un aventurero, que fue a Tierra Santa y se puso al servicio del califa de Bagdad. Aquí el autor dentro de su prudencia narrativa, y por ello hermética, dado que musulmanes y cristianos estaban en pugna, por  lo que está induciendo es la versión de que la virtud no está confinada exclusivamente al mundo cristiano.
Wolfram aterriza a personajes que se pueden identificar, y han sido identificados, en el escenario de las guerras medievales. No será su versión narrativa un mero cuento de hadas, ni de romances artúricos.

Investidura de un caballero. Grabado s. XV
El padre de Parsifal, Gahmuret, en su calidad de caballero del califa, va al castillo sitiado por los dos ejércitos en pugna, cristianos y musulmanes. El se coloca al  servicio de la Reina del castillo, la Reina Negra de Zazamanc. Esta reina es un personaje real histórico, es una reina turca, Belak, viuda de un guerrero muerto en la batalla de Alepo. En esta época de las cruzadas, a  Europa llegaban relatos de todo tipo y toda suerte de aventuras  y  maravillas orientales. También fue la época en que el Islam  conquista la India, en el 1001 hasta el 1550. Por ello había relatos de musulmanes combatiendo en los dos frentes, en la India y contra los cristianos europeos.
Gahmuret, al servicio de Belak. logra levantar el sitio y se convierte en el héroe caballero que la vuelve a desposar y la engendra un hijo. Ahora él es el rey de Zazamac y ella apela a esa nueva situación y no quiere dejarlo ir y se opone a que siga combatiendo. Pero su espíritu aventurero lo haría marchar sin despedirse y regresar a Britania. Allí conoce a una pequeña reina soltera llamada Herzaloyde, quien decide celebrar un torneo cuyo ganador la ganara a ella también. Nuestro héroe sale victorioso del torneo y se casa con la reina a quién la engendra otro hijo. Ahora la situación es la de dos viudas, una en Oriente y otra en Occidente, con dos herederos. La reina negra da a luz un hijo que es negro y es blanco. Su nombre es Feirefiz, que significa el fils, le hijo de varias culturas, varios colores. Llegaría a ser un joven noble y hermoso.
Rey Arturo con su corte
Por su parte la reina Herzaloyde, no quiere que su hijo sea educado en torneros cortesanos ni guerras. Cría su hijo alejado en un granja, sin conocimiento ninguno de lo que aconteciera en la corte. Su hermoso hijo nace con un corazón noble, esto es, podría decirse que es como un auténtico caballero. No sabe nada sobre caballería, pero en sus juegos aprende a hacer jabalinas. Jugando con una jabalina, de modo impulsivo, mata a un pájaro y cuando ve lo que ha hecho, llora. No comprende la naturaleza de sus actos.
Cuando tiene quince años, vagando por los campos, ve a un caballero con una dama y se queda asombrado. Después ve pasar a tres caballeros que se le acercan y le preguntan si ha visto a un caballero con una dama. El cree que son ángeles y cae de rodillas; su madre no le había hablado más que de ángeles y de Dios. Los caballeros le impelen a que se levante pues un caballero no se arrodilla, y les pregunta cómo y dónde puede hacerse caballero; en la corte del rey Arturo, le contestan. El joven hace saber a su compungida madre la determinación de hacerse caballero, y ésta resignada le cose un traje que más que caballero se pareciera un bufón. Parte en el caballo de la granja con las jabalinas; la madre lo perseguirá pero no alcanzándole cae muerta.
Arturo y Ginebra
Parsifal llegara a la corte del rey Arturo al mismo tiempo que un caballero de brillante armadura roja portando un cáliz de oro. Se trata de un rey, uno de los más poderosos del mundo que acusa al Rey Arturo de haberle robado algo que era de su propiedad. Así que le desafía entrando directamente hacia la mesa donde está sentado el rey Arturo, con Ginebra y sus caballeros; toma el vaso de Ginebra y le arroja el vino a la cara diciéndole : “al que quiera vengar esto, lo espero en el patio”. En este momento entra Parsifal y piensa: ”oh yo seré el paladín”, y sale deprisa para matar al rey.
Cuando el rey de brillante armadura roja ve a este bufón en un caballo de granja, no quiere ensuciar su lanza usándola debidamente: la toma del revés y solo con la empuñadura hace caer a Parsifal del caballo. Éste coge una jabalina y la arroja acertándole al caballero en un ojo, por las hendiduras del visor, y lo mata. No es el modo más honorable de morir como rey por ello la corte de Arturo queda doblemente deshonrada. Arturo envía a un paje a ver lo que ocurre en el patio. El paje descubre a Parsifal arrastrando al caballero rojo, tratando de quitarle la armadura. Con la ayuda del paje se la pone y monta en el gran caballo del rey muerto.


 






Dra. Dª Mª Luz Sánchez Escalada
Psicoterapeuta. Doctora en Psicología.

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