martes, 8 de abril de 2014

EL GRIAL MÁS MAGNO QUE SANTO. Caballeros del Temple y el Priorarato de Sión



Concilio de Troyes, 1128. Reconocimiento de la Orden del Temple por Honorio II

Oficialmente conocidos como Orden de los Caballeros Pobres del Templo de Salomón, fueron creados en 1118 por el noble francés Hugues de Payens para que sirvieran de escolta caballeresca a quienes peregrinaban a Tierra Santa. Inicialmente y durante nueve años, sólo fueron nueve, luego la Orden se abrió y estableció como considerable factor de poder, no sólo en Oriente Medio sino en Europa. 



Caballero Templario
Una vez que la orden fue reconocida, el propio Hugues de Payens recorrió Europa pidiendo dinero a la realeza y la nobleza. Visitó Inglaterra en 1129, ocasión en que fundó la primera institución templaria de ese país, en lo que hoy es la estación Holborn del subte londinense.
Como todos los monjes, los templarios hacían voto de pobreza, castidad y obediencia, pero actuaban en el mundo y se comprometían a usar la espada contra los enemigos de Cristo si hacía falta; y la imagen de los templarios quedó indisolublemente ligada a las cruzadas que se organizaron para expulsar a los infieles de Jerusalén y mantener esa ciudad en manos cristianas.

Históricamente, se acepta que los templarios tenían habilidades excepcionales en los campos de la medicina, la diplomacia y las artes militaren –pues eran las fuerzas de elite de su época. Adquirieron buena parte de este conocimiento en sus viajes, especialmente en Oriente Medio y mucha de ella venía de sus enemigos, los sarracenos, especialmente reputados por sus conocimientos científicos. (Una de las razones por la cual los sarracenos estaban tan adelantados es que la Iglesia prohibía toda experimentación científica).

No hay duda de que los templarios también buscaron conocimientos esotéricos y espirituales –aunque no hay mucha información sobre ese aspecto de su razón de ser en los textos históricos convencionales. Los templarios eran tan amantes del secreto, que nada se sabe con certeza acerca de sus objetivos ocultos: ésta es materia de especulación informada. Se los ha vinculado a todo, desde el Arca de la Alianza y el Santo Grial hasta los Evangelios perdidos y el Sudario de Turín. Realmente nadie lo sabe con certeza. Sin embargo, todo indica que los templarios eran en gran parte una sociedad dentro de una sociedad: que la gran masa de los caballeros que no pertenecían a la jerarquía eran ni más ni menos que los buenos cristianos que se suponía que eran. Pero los caballeros fundadores y el círculo interno de sus continuadores parecen haber perseguido objetivos muy distintos –muy heréticos.

El Concilio de Troyes reconoció oficialmente a los templarios como orden religiosa y militar en 1128. El primer impulsor de esta medida fue Bernardo de Clairvaux, cabeza de la orden cisterciense quien fue canonizado después de su muerte.

Las Cruzadas. Caballero de la Capilla de los Templarios
Pero, como escribe Bamber Gascoigne en Los cristianos:

Era agresivo e insultante y era un político ladino, completamente inescrupuloso en su elección de métodos para deshacerse de sus enemigos. Bernardo fue quien escribió la Regla de los Templarios –basada en la de los cistercienses– y fue uno de sus protegidos quien, al llegar a papa con el nombre de Inocencio II, declaró en 1139 que, a partir de esa fecha, los Caballeros sólo le responderían al papado. Templarios y cistercienses tuvieron un desarrollo paralelo, por ejemplo, el señor Hugues de Payens, conde de Champagne, donó las tierras de Clairvaux a Bernardo para que allí construyera su "imperio" monástico. Y es significativo que André de Montbard, uno de los nueve caballeros fundadores, fuese tío de Bernardo. Se ha sugerido que templarios y cistercienses actuaban en un plan concertado para adueñarse de la cristiandad, proyecto que fracasó.

Sería difícil exagerar el prestigio y el poder financiero de los templarios durante el cenit de su influencia en Europa. Prácticamente no había lugar civilizado donde no tuvieran una preceptoría –como lo demuestran, en Inglaterra, topónimos como Temple Fortune y Temple Bar en Londres o Temple Meads en Bristol. Pero a medida que su imperio crecía, lo mismo ocurría con su arrogancia, lo cual comenzó a envenenar sus relaciones con las cabezas de Estado religiosas y seculares.

Miniatura gótica de Felipe IV, el Hermoso, de Francia
La riqueza de los templarios fue en parte resultado de su Regla: todos las nuevos integrantes debían entregar sus bienes a la Orden y también obtuvieron una considerable fortuna de las enormes donaciones de tierras y dinero que hicieron reyes y nobles. Pronto, sus arcas estuvieron colmadas hasta rebosar, en buena parte porque ellos habían desarrollado una impresionante astucia financiera, que dio como resultado que se convirtieran en los primeros banqueros internacionales de la historia, de cuya opinión dependía el crédito que se les daba a otros. Era una forma segura de establecerse como una potencia influyente. En un breve lapso, su título de "Caballeros pobres" pasó a ser una vacía impostura, si bien es posible que quienes no tenían puestos directivos siguieran siendo pobres.

Además de su impresionante riqueza, los templarios tenían la reputación de ser hábiles y valientes guerreros, al punto de la temeridad. Tenían reglas específicas que reglamentaban su actividad como combatientes: por ejemplo, tenían prohibido rendirse si el enemigo no los sobrepasaba en una proporción mayor de tres a uno, y aun en ese caso, se requería la aprobación de su comandante. Eran los Servicios

Nostradamus. Grabado del siglo XVI
Especiales de la época, una fuerza de elite que tenía a Dios –y al dinero– de su lado. A pesar de sus esfuerzos, Tierra Santa fue reconquistada de a poco por los sarracenos, hasta que en 1291 el último territorio cristiano, la ciudad de Acre, cayó en manos del enemigo. A los templarios sólo les quedaba regresar a Europa y planear una eventual reconquista, pero desgraciadamente, para ese momento, la motivación para una campaña de esa índole ya no existía en ninguno de los reyes que la podían haber financiado. Su principal razón de existir desapareció. Como ya no cumplían una función, pero eran ricos y arrogantes, sus exenciones impositivas y su lealtad exclusiva hacia el papado comenzaron a despertar un generalizado resentimiento.

Así que en 1307 tuvo lugar la inevitable caída en desgracia. Felipe el Hermoso, el todopoderoso rey de Francia, comenzó a orquestar el derrocamiento de los templarios con la connivencia del Papa, a quien lo unían lazos económicos. Los aristócratas que representaban al Rey recibieron órdenes secretas y el viernes 13 de octubre de 1307, los templarios fueron arrestados, torturados y quemados en la hoguera.

Ésa es al menos la versión de la historia que presentan los textos convencionales. Uno se queda con la idea de que toda la Orden encontró su horrible destino en ese lejano día y que los templarios fueron efectivamente borrados de la faz de la tierra para siempre. Pero esto no es así en absoluto.

Suplicio de Jacques Molay
Para empezar, los templarios ejecutados fueron pocos, aunque a la mayor parte de los arrestados se los "sometió a la cuestión", viejo eufemismo que denota atroces torturas. Los quemados en la hoguera fueron relativamente pocos, aunque, como se sabe, su Gran Maestre Jacques de Molay fue asado lentamente en la Íle de la Cité, a la sombra de la catedral de Notre Dame de París. De los otros miles, sólo aquellos que se negaron a confesar o se retractaron de sus confesiones fueron muertos...

Los relatos de las confesiones de los templarios son, como mínimo, coloridos. Leemos que adoraban un gato o participaban de orgías homosexuales como parte de sus deberes caballerescos, o que veneraban a un demonio conocido como Baphomet. Se dijo que pisoteaban y escupían un crucifijo como parte de un rito de iniciación...

Esto no es sorprendente. No son muchos aquellos a quienes se somete a la tortura y aprietan los dientes y se niegan a aceptar como propias las palabras que sus verdugos les quieren atribuir. Pero en este caso, hay más en la historia que lo que se percibe a simple vista. Por un lado, se ha sugerido que todos los cargos que se les hicieron a los templarios fueron fraguados por aquellos que envidiaban sus riquezas y se sentían exasperados por su poder, y que le dieron una buena excusa al Rey de Francia para salir de sus apuros económicos apoderándose de sus bienes. Por otro lado, aunque es posible que las acusaciones no hayan sido estrictamente ciertas, hay evidencia de que los templarios tenían prácticas misteriosas y tal vez "oscuras", en el sentido ocultista de la palabra...

Juan XXIII, conocido como el antipapa
Ha corrido mucha tinta en el debate con respecto a los cargos que se le formularon a los templarios y a sus confesiones. ¿Realmente cometieron los hechos por los que se los condenó o la Inquisición inventó las acusaciones de antemano y después simplemente los torturó hasta que los caballeros estuvieron de acuerdo con ellas? (por ejemplo, algunos caballeros atestiguaron que se les había dicho que Jesús era un "falso profeta"). Es imposible pronunciarse en forma definitiva en uno u otro sentido... caballeros atestiguaron que se les había dicho que Jesús era un "falso profeta"). Es imposible pronunciarse en forma definitiva en uno u otro sentido...

Es cierto que el Priorato de Sion pretende haber sido el poder detrás de la creación de los Caballeros del Temple: si fue así, se trata de uno de los secretos mejor guardados de la historia. Sin embargo, se afirma que ambas órdenes eran prácticamente indistinguibles hasta el cisma de 1188, en que cada una siguió su camino. Parece, al menos, haber alguna suerte de conspiración con respecto al nacimiento de la Orden del Temple. El sentido común sugiere que habrían hecho falta más que nueve caballeros para proteger y proveer refugio a todos los peregrinos que visitaban Tierra Santa, especialmente durante nueve años, y además, no hay mucha evidencia de que hayan llevado a cabo ningún intento serio de hacerlo...

Retrato de un joven Boticcelli
Se pretende pues, que el Priorato y los templarios devinieron virtualmente en una misma organización, presidida por un mismo Gran Maestre, hasta que tuvo lugar un cismo y se separaron en 1188.

El Priorato continuó bajo la guarda de una serie de Grandes Maestres que incluyó a algunos de los nombres más ilustres de la historia: Isaac Newton, Sandro Filipepi (conocido como Botticelli), el filósofo ocultista inglés Robert Fludd –y, por supuesto, Leonardo da Vinci, quien, afirman, presidió el Priorato durante sus últimos nueve años de vida. Dirigentes más recientes incluyeron a Victor Hugo, Claude Debussy –y al pintor, escritor, dramaturgo y cineasta Jean Cocteau. Y aunque no todos llegaron a Grandes Maestres, el Priorato, se dice, atrajo, a lo largo de los siglos, a otras luminarias como Juana de Arco, Nostradamus (Michel de Notre Dame) y aun el papa Juan XXIII.

Juana de Arco
Al margen de tales celebridades, la historia del Priorato de Sion supuestamente estuvo ligada a las mayores familiares reales y aristocráticas de Europa, generación tras generación. Entre otros, los Anjou, los Habsburgo, los Sinclair y los Montgomery. El objetivo declarado del Priorato es proteger a los descendientes de la antigua dinastía merovingia de reyes de lo que hoy es Francia, que reinó desde el siglo V hasta el asesinato de Dagoberto II a fines del siglo VII. Pero quienes los critican aseguran que el Priorato de Sion sólo existió desde la década de 1950 y que consiste en un puñado de mitómanos sin poder real, monárquicos con ilimitados delirios de grandeza.

De modo que, por un lado tenemos la pretensión del Priorato con respecto a su propio linaje y razón de ser, por otro lo que afaman sus detractores...


…Continuará




 






Dra. Dª Mª Luz Sánchez Escalada
Psicoterapeuta. Doctora en Psicología.






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