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La Última Cena de Leonardo da Vinci (1498) |
¿Por qué y cómo, un cuento, una historia, una vida, se
convierte en un mito, en una historia épica? Casi todos los motivos simples del folclore y sobre todo de
las religiones hay que contemplarlos como productos de la fantasía creativa y
como representaciones de contenidos, procesos y relaciones psíquicas, similares
a las que ofrecen los sueños. Pero a diferencia de estos, no son principalmente
una expresión subjetiva sino que poseen
un carácter humano universal, es decir,
arquetípicos. Los arquetipos como imágenes psíquicas inconscientes
funcionan con la fuerza del instinto y provocan por tanto emociones potentes
capaces de provocar conductas. Cuando una sociedad o un grupo humano tienen
retos que alcanzar para evolucionar, aparece la necesidad de construir
historias inspiradoras alrededor de esos nuevos desafíos evolutivos. La
aparición, recreación de una imagen arquetípica remite al ser humano a su
condición o a la idea en la que se basa. Se le aparecen nuevas posibilidades
hasta entonces desconocidas y a través de las mismas experimenta un incremento
de energía motivacional.
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Baño ritual en el río Ganges |
Cuando en un acto ritual se representa un mito o, de forma
más general, sencilla y profana, se explica un cuento, los que han tomado parte
de él , es decir, se han dejado tocar, experimentan un efecto curativo porque
la participación los dispone en una
forma arquetípica del comportamiento, y de esa manera, pueden recuperar “ el
orden”. Los sueños arquetípicos pueden también poseer el mismo efecto.
Así mismo también se produce recuperación del “orden social”
o una nueva readaptación mediante la identificación humana “el ser uno con una
voluntad elevada”; es lo que constituye en todas las sociedades la experiencia
religiosa. En este sentido, Ángel Garma habla de la repetición de traumas ancestrales
e identificaciones destructivas en la religión judía y cristiana.
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Moises ante la zarza
ardiendo. Domenico
Fetti (siglo XVII)
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La trascendencia
de las identificaciones religiosas se desgrana en el admirable trabajo
que sobre Moisés y el monoteísmo realizara Freud, donde demostró que Jehová y
el Dios Padre del cristianismo representan a Amón o mejor a su derivado Atón,
el dios supremo egipcio que tuvo que ser aceptado por los siervos judíos. Este
dios supremo era el representante de los señores egipcios, en último
término era el faraón, al que el pueblo egipcio y mucho más aún los judíos
estaban sometidos. Por eso “faraón” aparece en la Biblia con mayúscula, como
Jehova o los títulos divinos, lo que ocurre con “rey” o títulos similares. Por eso
“Jehova” en la Biblia es un Dios violento, como los son los señores con sus
siervos. Por eso también Jehova y el Dios padre del cristianismo exigen
obediencia ciega a sus fieles, los que a si mismo se denominan “sus siervos”.
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Cónicas de Nuremberg.
Abraham con
Melquisedec y árbol
genealógico
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Aparte de Jehova y de Dios padre, Abraham, Sara e Isaac y su
contraparte en la religión derivada, José, María y Jesús son los personajes más
reverenciados por” judíos y cristianos”. Para el cristiano el modelo máximo es
Cristo y para cualquier familia religiosa judía son sus modelos Abraham, Sara e
Isaac. Poder identificarse con ellos y no con Jehová o Dios Padre, porque el
faraón, el señor o sus representantes divinos son inalcanzables, es la
aspiración máxima de los judíos y cristianos religiosos.
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Sigmund Freud
(1856-1939) Psiquiatra
austriaco, creador de la
teoria del psicoanálisis
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Freud describió como “…en el trascurso de los siglos la
religión se convirtió cada vez más en una religión de la renuncia de lo
instintivo”. Puede considerarse a Abraham como el padre de todos los judíos. Es
el patriarca o sea “el padre antiguo” máximo. La esposa de Abraham. Sara, es la
madre judía por excelencia, el prototipo de la “ indische Mame. Pero la
Biblia describe bien claramente, sin ningún enmascaramiento, que Sara fue una
prostituta. Además se prostituyó siguiendo mandatos de su marido. Su amante fue
el Faraón. Con lo que Abraham consiguió grandes ventajas materiales que la
biblia parece describir con suma complacencia: ”a Abraham le trataron muy bien por amor de ella, y tuvo ovejas,
vacunos y asnos, siervos y siervas y caballos” (Génesis,12,16).
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Tumba de Tutankamon
(s. XIV a. C). Faraón
acompañado de Osiris
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La intervención de Jehová, extrañamente no fue contra
Abraham, sino contra el Faraón, a quién “afligió con grandes plagas”, le obligó
a interrumpir sus amores con Sara, que el faraón no sabía que eran adulterinos,
porque Abraham había dicho que solo era su hermana. A pesar de todo esto,
Abraham no sintió remordimientos y volvió a intentar prostituir a Sara, con
otro hombre también muy importante, como era Abimelech de Guerar, el rey de los
filisteos. Jehová, nuevamente nada reprocho a Abraham, sino que solo trono
contra Abimelech, aunque este, que todavía no había consumado el
adulterio, desconocía el parentesco conyugal entre Sara y el patriarca. También
a consecuencia de esta relación de Sara con Abimelech, Abraham consiguió
grandes riquezas “ovejas , bueyes,
siervos y siervas” (Gen.20,14).
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Elecer, jefe de los
sirvientes de Abraham
entrega un pendiente de
oro a Rebeca. Biblia
istoriata padovana
(siglos XIV-XV)
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Lo que hacen los padres, repiten los hijos. Siguiendo
totalmente le modelo paterno, Isaac, el hijo único de de Abraham y Sara,
intentó también prostituir a su esposa Rebeca con el mismo hombre y mismo
engaño que su padre, pero en este caso Abimelech, desconfió y le hizo fracasar
(Gen.26, 1-10).
También los primeros cristianos eran pobre gente: esclavos,
siervos y plebeyos miserables. Muchas de sus mujeres, como las judías en
Egipto, estarían obligadas a entregarse genitalmente a sus señores, sin poderles
pertenecer. Por eso debieron aceptar y hasta considerar placentera, una
fantasía que se hizo colectiva, análoga a la de Abraham y Sara, imaginada por
judíos sometidos a la dominación romana.
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La Adoración de los Pastores (s. XVII)Bartolomé Esteban Murillo. |
La lectura psicoanalítica de los evangelios correspondientes
a la parte cristiana, otorga parecida interpretación aunque no está descrito
con la misma claridad ya que se observa mayor enmascaramiento sobre todo en el
episodio de fecundación y nacimiento de Cristo. Se alcanza a pensar que con
María, resulta muy extraña la fecundación de alguien que no fuera su marido y
al insistencia pertinaz en su virginidad aun después del parto. Tales
fantasías enmascaran a una esposa y madre, que a cambio de su
prostitución, recibe en Belem dádivas, algunas valiosas, de hombres de
diferente condición social: reyes magos, pastores…
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María Magdalena (siglo XIX) |
De los esclavos, siervos y plebeyos la religión cristiana
pasó a los señores romanos; en consecuencia, resulta comprensible que la
historia del rebajamiento sexual de la madre de alguien considerado divino no
pudiese ser narrada ya con el transcurso de los grandes progresos
culturales, con la claridad primitiva de la prostitución de Sara. Se imponían
enmascaramientos de todo tipo, el rebajamiento de la madre, en su
contrario de Idealización. De ahí tanta insistencia por un lado en la
devaluación en la prostitución de la mujer de Jesús, María Magdalena por
un lado y la total y permanente virginidad de la Madre, María.
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Mosaico de Constantino y su madre Santa Elena |
En la edad Media el cristianismo se extendió, se impuso de
nuevo una nueva servidumbre, el feudalismo impuesto por Constantino I el Grande
cuando instaura el cristianismo en los territorios europeos. Estos nuevos
siervos tampoco podían abandonar las tierras de sus dueño al igual que los
judíos en Egipto, disponiendo de sus mujeres hasta legalmente, con derechos
como el de pernada, el “ jus prima noctae”. Solo los nobles eran hijos de mujer
respetable y de padre conocido; tenían antecesores y escudos de armas,
simbolizadores del órgano genital femenino, defendidos por animales heráldicos
que simbolizan hombres o genitales masculinos potentes. Eran hidalgos, “hijos
de algo”. Es decir, que los demás eran hijos de nada. Por lo tanto a estos
nuevos siervos no les costaría nada aceptar una religión, donde la madre,
aunque prostituida por el avasallamiento, apareciera como virginal y cuidando a
su hijo de quien se piensa que es Dios y donde este hijo, Cristo, que
representa al siervo, quién sufrirá masoquísticamente su heterosexualidad y su
vida, pasando por situaciones megalomaníacas.
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Pentatueco de Ashburnam o de Tours. (Siglos V - VI). Moisés y los hebreos con el faraón |
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El Génesis. Capilla Sixtina. Creación de los astros y planetas. Miguel Ángel (s. XVI) |
Estas fantasías religiosas debieran de ser útiles a
los señores feudales, sometidos igualmente a sus reyes, para mantener sometidos
a sus vasallos. Esto significa que judíos y cristianos buscan como modelos
masculinos de identificación a padres psíquicamente castrados y que entregan a
sus esposas a otros hombres poderosos, a madres obligadas a prostituirse, a
hijos mutilados genitalmente con la circuncisión y amenazados de muerte o
muertos en obediencia sus padres.
Estas identificaciones míticas, como ocurre en todas las
religiones y organizaciones sectarias, son de características
masoquistas, que llevan a renuncias instintivas vitales y a la búsqueda de
sufrimientos. Por ello, judíos y cristianos viven en el muro de los lamentos o
en el valle de lágrimas y desean como supremo bien, la muerte liberadora que
les llevará” al seno de Abraham” o a contemplar en el cielo la gloria de Dios.
Esto último significa que el siervo miserable se le acordara la gloria de
contemplar el esplendor del faraón en su corte o de sus señores dominadores
ulteriores.
Dra. Dª Mª Luz Sánchez Escalada
Psicoterapeuta. Doctora en Psicología.
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